CAMBIO DE TENDENCIA EN EL BARCELONÈS NORD
El ayuntamiento asegura que no hay una voluntad de retorno masiva en la mayoría de los colectivos
La localidad registra un ligero descenso de vecinos extranjeros tras perder 1.225 en el 2009
(El Periódico) No se trata de un descenso espectacular pero sí de un fenómeno sin precedentes. La inmigración disminuye por primera vez en Badalona según los datos que el Instituto Nacional de Estadística registra desde 1996. La ciudad perdió a 1.225 vecinos extranjeros según el padrón actualizado el primero de enero del 2010. Las grandes comunidades de inmigrantes como las de Pakistán, China, Ecuador, Bolivia y Rumanía se reducen. Solamente los marroquís aumentan con respecto al padrón del 2009 y se convierten (por muy poco) en la comunidad más numerosa con 5.563 vecinos.
Los paquistanís, que se habían convertido en la comunidad extranjera más importante de Badalona, han perdido a 202 compatriotas que comienzan a marcharse del país por las crecientes dificultades para conseguir trabajo y ahora se contabilizan 5.556. La comunidad china es la que más ha emigrado y su población se ha reducido en más de un 8%: un total de 350 personas se dieron de baja en el padrón municipal. También disminuyen los ecuatorianos, bolivianos y rumanos. Estos últimos pierden a 130 de sus vecinos connacionales y se quedan en 1.031.
Pero la disminución de vecinos extranjeros apenas pierde medio punto y pasa del 15,3% en el 2009 al 14,8% el año pasado. El concejal de Ciudadanía y Convivencia, Josep Pere (CiU), asegura que el fenómeno no tiene precedentes aunque matiza que todavía es prematuro asegurar que hay un cambio de tendencia. «No existe una voluntad de retorno masiva en las comunidades. Aunque es cierto que algunos se marchan por la crisis económica y la dificultad para conseguir trabajo, la mayoría tiene intenciones de permanecer aquí», explica el concejal.
MENOS PÓLVORA / Badalona ha pasado de tener 1.500 vecinos extranjeros en 1996 a más de 33.000 en el 2008, cuando alcanzaron su máximo histórico a pesar de la crisis económica. En las cifras del Instituto Nacional de Estadística solo hay un año en que se había registrado un descenso de inmigrantes, aunque no obedecía a una disminución real. En el 2007, el ayuntamiento dio de baja a en el padrón unos 6.000 inmigrantes sin permiso de residencia permanente.
Si se confirmara una tendencia del descenso de inmigrantes, en especial el de rumanos y paquistanís, la munición política utilizada por el líder del PP de Badalona, Xavier García Albiol, podría quedar con la pólvora diluida. La comunidad de rumanos, sobre la cual el PP ha construido su discurso populista y con tintes xenófobos, ha disminuido en el barrio de La Salut en los últimos años y la paquistaní, acusada por el mismo partido de crear guetos, pierde fuelle. «Me voy a Andalucía a trabajar en la recogida de la fresa. Hasta me van a hacer hasta un contrato», explica una joven rumana en la plaza de Antonio Machado.
Los latinoamericanos, los últimos en llegar al barrio de Artigues, también han sufrido un importante revés. «Ya no hay tantos bolivianos ni ecuatorianos. Todos se están yendo. Nos quedamos los que llevamos aquí muchos años o los que tenemos hijos», dice una vecina uruguaya.
Barcelona ya había registrado un descenso en su número de inmigrantes el año pasado cuando pasó del 18.1% al 15.5% pero el fenómeno hasta ahora no se había confirmado en los municipios metropolitanos con altos índices de inmigración.
«Yo sí me voy a Alemania»
Shahbaz Shabbir buscará trabajo en otros países europeos pero se niega a regresar a Pakistán
Al menos para él, España es un país perfecto. Y mientras habla, se corrige: «Bueno, casi perfecto».Y ese casi, ese adverbio oportuno, no tiene más que una explicación: la falta de trabajo. Shahbaz Shabbir, un joven paquistaní de 27 años, está comenzando a descubrir que buscar empleo no es tan sencillo como lo pintaban sus amigos en su país, esos que han viajado y que fanfarronean de lo bien que le ha ido en el exterior. «Llevo seis meses, pero no aguantaré mucho más. Mis padres me están mandando dinero para poder pagar mi habitación de 300 euros», explica.
Shahbaz tiene un plan claro: si en dos o tres meses no encuentra un empleo, probará suerte en otro lugar. «Yo sí que me voy a Alemania. Hay paquistanís que lo están pasando mal pero no se atreven a irse porque están a punto de obtener los papeles. Yo no tengo nada que perder, quiero conseguir algún trabajo de comercial en una tienda o de camarero en un restaurante», explica el joven, que ni trabaja, ni juega a críquet, ni ve televisión porque no la entiende.
«Está todo el día sin hacer nada y eso es muy malo porque solo piensa, piensa y piensa»,explica Majid, uno de sus amigos que asiste con él a un curso de castellano.
La crisis no solo ha hecho que los paquistanís comiencen a plantearse otros destinos sino que el peso económico de la comunidad empieza a hacer agua. Lo sabe mejor que nadie Alí, el propietario de una gestoría y varias tiendas en la calle de Xile, epicentro paquistaní de Badalona. «Antes esta calle y las tiendas estaban llenas de gente. Ahora está todo vacío», explica.
‘Beautiful Spain’
Pero a pesar de la crisis, la falta de empleo y la añoranza de su familia, Shahbaz no piensa darse por vencido. Adora España porque es «beautiful». La playa, la ciudad, todo es «beautiful» y mucho mejor que en Pakistán. Y la belleza para Shahbaz no reside en Pedralbes ni el Eixample, ni siquiera en el Raval. Ante sus ojos, Sant Roc, ese barrio visto por muchos como el patio trasero y feo de Badalona, también resulta hermoso. ¿Regresar a Pakistán? No, gracias.